Cleopatra para retrasar el envejecimiento y mantenerse bella, usaba una tiara con piezas de Magnetita
En China hay escritos del siglo III a.c. en los que se habla del poder curativo de los imanes en reumatismos e inflamación articular.
Aristóteles escribió acerca de las propiedades sanadoras de los imanes naturales (imanes blancos)
Plinio el Viejo, historiador romano, habló sobre la utilización de los imanes para curar los problemas oculares.
Galeno, médico de la antigua Grecia recomendaba el uso de imanes para el estreñimiento y diversos dolores
Avicena (Ibn Sina), médico persa del siglo X d.c., afirmaba que podía tratar la depresión con terapia magnética
El alquimista, médico y astrólogo Paracelso, en el siglo XVI atribuía propiedades curativas a los imanes
William Gilbert, filósofo y médico inglés, afirmaba años después que la Tierra es un gigantesco imán, descubrió que se podían fabricar inanes artificiales y estudió las leyes de repulsión.
Franz Anton Mesmer en el XVIII, formuló la teoría de que los seres vivos estaban constituidos por un fluido magnético, que les hacía susceptibles de ser influenciados por campos magnéticos. Trataba a sus pacientes con imanes
El Dr. Royal R Rife, en 1920 estudió con el efecto de los campos electromagnéticos en las bacterias. Descubrió así una forma selectiva para destruir bacterias y otros patógenos sin dañar las células humanas.
El Dr. Richard Broeringmeyer, director médico de la NASA durante los años 80, investigó sobre las disfunciones orgánicas que sufrían los astronautas cuando regresaban del espacio. Tenían una pierna más corta que otra, presentaban osteoporosis y deficiencias en el Sistema Inmune.
El Dr. Isaac Goiz, en 1988, partiendo de las distorsiones del PH, y los campos magnéticos que estas forman en distintas partes del cuerpo, descubrió que cuando hay acidez en un sitio, hay alcalinidad en otro. Hay pares de puntos específicos que vibran en la misma frecuencia, formando un "par biomagnético".
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